No pude contener la sonrisa en el rostro cuando lo vi llegar, me acerqué sigilosa, ya me había visto, él también sonreía.
-Hey, yo te conozco de algún lado!!!- y lo abracé, me valió si ella era su novia, la ignoré y traté de quedarme ahí sólo un poco más.
No deje de verlo, fui cínica, se presentaba el ácido en voz de la niñita y JA y yo no dejaba de verlo, me cambiaba de lugar lo veía de espaldas, de frente, de lado, recordé tantas cosas, al mismo tiempo no quería recordar más.
Pasé detrás de él, medio traté de hacerle cosquillas, me siguió estábamos parados uno frente al otro, no deseaba otra cosa que abrazarlo, esos ojos siempre me han gustado mucho, tan profundos, siempre cuestionando, las pestañas lacias, el cuello erguido -maldita sea yo sólo quiero que podamos ser amigos y vernos por gusto, por favor vuélveme a querer un poco, no me ames, quiéreme poquito- se acercó me vio de arriba a abajo.
He cambiado, la gente dice que soy más chaparrita cada vez, que soy más flaca, yo veo mi cabello distinto y mi modo de vestir siempre diferente, supongo que me veía cambiada, él siempre ha sido alto pero sin duda se veía enorme, la cara recía, temblé.
El teléfono tembló también, sin dejar de verlo contesté era L., di la espalda, colgué y cuando volví a voltear él había pedido un par de cervezas en la barra y caminaba a la mesa donde ella lo esperaba, salí corriendo.
Con el aire reaccioné, estaba a media calle y el celular vibraba en la bolsa del vestido, a L. lo vi a lo lejos tratando de encontrarme, me alegré de verlo e hice todo lo posible por cambiar la sonrisa amarga que me inundaba la cara, me fui acercando, la silueta se hizo nítida, quise un abrazo, lo sentí más sincero que nunca.
- Gracias por venir, me sentía perdida- entramos, nos sentamos; L. tiene el don de ponerme de buenas, me hace tolerante, me hace contenta.
Por azares del destino terminé sentada a solas con él en los camerinos, L. esperaba afuera bebiendo cerveza, él me miraba solemne tratando de evadir mis comentarios (tienes razón, mis comentarios son cada vez más incisivos), yo sólo sonreí y no paraba de decir que me daba gusto él exito de sus proyectos, la sonrisa de ambos se empezó a poner agria.
- Creo que ya prendieron la luz allá afuera- no le di tiempo a contestar y salí disparada buscando a L., no estaba.
Él trató de entrar al baño pero estaba L., esperó, L. salió y se quedaron mirando yo me quedé fría cuando me di cuenta.
L. regresó a sentarse, lo abracé -perdón, no debí dejarte solito tanto tiempo-, él salió del baño y avanzó a la puerta, su acompañante se despidió y no me quedó otro remedio que presentarlos, me sentí más cínica que nunca.
Se fueron, L. y yo nos despedimos de los ácidos y salimos del lugar, la fiesta se había acabado.
Afuera todo el aire era frío, la luz era de hielo, el pavimento era una roca congelada, lo único cálido era la mano de L. sosteniendo la mía,lo quiero.
-Corramos, hace mucho frío-, mis botas hacían ruidos, Leo me detuvo en una calle cerca de insurgentes, me besó y yo me sentí la persona más afortunada sobre la tierra, creo que lo soy.
-Hey, yo te conozco de algún lado!!!- y lo abracé, me valió si ella era su novia, la ignoré y traté de quedarme ahí sólo un poco más.
No deje de verlo, fui cínica, se presentaba el ácido en voz de la niñita y JA y yo no dejaba de verlo, me cambiaba de lugar lo veía de espaldas, de frente, de lado, recordé tantas cosas, al mismo tiempo no quería recordar más.
Pasé detrás de él, medio traté de hacerle cosquillas, me siguió estábamos parados uno frente al otro, no deseaba otra cosa que abrazarlo, esos ojos siempre me han gustado mucho, tan profundos, siempre cuestionando, las pestañas lacias, el cuello erguido -maldita sea yo sólo quiero que podamos ser amigos y vernos por gusto, por favor vuélveme a querer un poco, no me ames, quiéreme poquito- se acercó me vio de arriba a abajo.
He cambiado, la gente dice que soy más chaparrita cada vez, que soy más flaca, yo veo mi cabello distinto y mi modo de vestir siempre diferente, supongo que me veía cambiada, él siempre ha sido alto pero sin duda se veía enorme, la cara recía, temblé.
El teléfono tembló también, sin dejar de verlo contesté era L., di la espalda, colgué y cuando volví a voltear él había pedido un par de cervezas en la barra y caminaba a la mesa donde ella lo esperaba, salí corriendo.
Con el aire reaccioné, estaba a media calle y el celular vibraba en la bolsa del vestido, a L. lo vi a lo lejos tratando de encontrarme, me alegré de verlo e hice todo lo posible por cambiar la sonrisa amarga que me inundaba la cara, me fui acercando, la silueta se hizo nítida, quise un abrazo, lo sentí más sincero que nunca.
- Gracias por venir, me sentía perdida- entramos, nos sentamos; L. tiene el don de ponerme de buenas, me hace tolerante, me hace contenta.
Por azares del destino terminé sentada a solas con él en los camerinos, L. esperaba afuera bebiendo cerveza, él me miraba solemne tratando de evadir mis comentarios (tienes razón, mis comentarios son cada vez más incisivos), yo sólo sonreí y no paraba de decir que me daba gusto él exito de sus proyectos, la sonrisa de ambos se empezó a poner agria.
- Creo que ya prendieron la luz allá afuera- no le di tiempo a contestar y salí disparada buscando a L., no estaba.
Él trató de entrar al baño pero estaba L., esperó, L. salió y se quedaron mirando yo me quedé fría cuando me di cuenta.
L. regresó a sentarse, lo abracé -perdón, no debí dejarte solito tanto tiempo-, él salió del baño y avanzó a la puerta, su acompañante se despidió y no me quedó otro remedio que presentarlos, me sentí más cínica que nunca.
Se fueron, L. y yo nos despedimos de los ácidos y salimos del lugar, la fiesta se había acabado.
Afuera todo el aire era frío, la luz era de hielo, el pavimento era una roca congelada, lo único cálido era la mano de L. sosteniendo la mía,lo quiero.
-Corramos, hace mucho frío-, mis botas hacían ruidos, Leo me detuvo en una calle cerca de insurgentes, me besó y yo me sentí la persona más afortunada sobre la tierra, creo que lo soy.
1 comentario:
Esas cosas suelen suceder. Tampoco caben 3, ni 4. Y con más es peor.
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