jueves, 22 de diciembre de 2011

Diario de viaje

El año pasado, por estas fechas, en todo lo que podía pensar es en que era muy feliz. Prácticamente acababa de regresar de Cuba, tenía muchas historias en la cabeza, pero yo también estaba viviendo un capítulo de vida particular.

Diciembre de 2010 definió mucho de lo que pasó en 2011: me alejó de algunas ideas para retomar otras con fuerza y me hizo dar giros para los que no estaba lista (para variar).

En fin, cuando regresé de esas vacaciones que tanto había deseado desde que estaba en prepa tenía las maletas cargadas de historias que nunca encontraron cómo cuajar. En vez de hacer un mal relato, decidí hacer este recuento, es un poco de lo que viví, ligeramente explicado.

Jueves 2 de diciembre

Llegamos sin contratiempos, me quitaron la torta que había guardado del lunch del avión, debí comérmela o esconderla bien, algo me dice que los oficiales del aeropuerto me la quitaron para comérsela, pero no quiero sacar conjeturas. En México, Dain y yo casi perdemos el avión por andar en el chisme, hemos cambiado nuestros pesos a CUCs y ahora somos pobres :(

Sábado 5 pm Callejón San Miguel y Prado, una fiesta que promete mucho

Viernes 8 pm fiestas de la víspera de Santa Bárbara, unos amigos cubanos nos invitan a una celebración típica de la Habana, no podemos esperar para ir

3317289 Vladimir, un cubano que se ofrece a ser nuestro guía, quiere que digamos a todos que él es novio de una de las dos y que se va a casar, nos da miedo, nunca lo llamamos.

A los cubanos los conocimos porque paseábamos en la Habana Vieja y encontramos un grupo de danza ensayando, nos invitaron a ver y salimos de ahí con algunos cucs menos y con clases de baile bien tomadas.

Reyes 1963, Compañía de Danza Folklórica Cubana

Creo que ahí termina el diario en el formato tal cual, luego en mi libreta siguen unas frases que me marcaron, cada una es una historia, bastante crudas todas, pero todas siguen resonando.

"Soy mecánico, tengo cuarenta años y un niño pequeño, gano 150 pesos cubanos, son 5 cucs (70 pesos mexicanos 5-6 dólares), cómprame una bolsa de leche..."

"México, dame un peso para comer"

"México, aquí no te van a quitar tu dinero en la calle"

"México, tú tienes libertad..."

"Quin-ce cen-ta-vos" (Esta debo explicarla: Dainzu y yo compramos el paquete más barato para viajar, de tal modo que no vimos que el hotel estaba a 40 minutos de la Habana, debíamos atravesar un barrio rico cada vez que queríamos ir a la ciudad. Ahí había una tienda 24 horas donde vendían pizza, pan y cerveza. Cualquiera que pasara un par de horas ahí pensaría que la cosa de la pobreza es toda falsa en Cuba, vimos muchas familias que sin mayor esfuerzo entraban a comer pizza y refrescos, todo es contradictorio allá. Nosotras pasabamos por ahí todos los días para comprar algunas cervezas e ir a dormir. En una de esas veces entró a la tienda un señor viejito, con la piel morena como mi abuelo y una sonrisa que me hizo extrañar mucho a mi Don Lalo. La mujer que atendía era brusca, el hombre preguntó que cuánto valía un paquete de galletas, galletas marías como las conocemos en México, eran 5 galletas en una bolsita de celofán. Quince centavos, respondió la mujer con una voz que más que venderle lo 'invitaba' a salir del local. El hombre hizo esfuerzo por entender pero no oyó, volvió a preguntar. QUIN-CE CEN-TA-VOS respondió ella a gritos, el hombre se hizo 2 centímetros más pequeño, sacó algunas monedas de su bolso y tras contarlas y darse cuenta que no acompletaba los quince centavos dio la vuelta.

Saqué las monedas que traía en la bolsa del pantalón y pedí todas las galletas para las que me alcanzaran, se las di al anciano y él a cambio me regaló una sonrisa amplia como la de mi Don Lalo, quise morirme de tristeza de que a la gente mayor se le tratara con tan poca dignidad en un país donde supuestamente tienen una política contra la injusticia. Son todos mitos, pensé.

"La sangre de los buenos no se vierte en vano"- Camilo Cienfuegos, el señor de la vanguardia, leí después en un muro. Pobre Cienfuegos, si tan sólo hubiera visto la escena de los quince centavos.

"Más bella es la naturaleza cuando la luz del mundo crece con la libertad"...

"Los modernos abandonamos los modelos para dar paso a la creatividad..."

"¿Por qué las mujeres de Juárez no se mudan al sur?, ¿qué no se dan cuenta de que pueden ser la próxima víctima?" (Sí, también en Cuba saben de las muertas de Juárez).
"La maldita circunstancia del agua por todas partes..." (pintura del museo de bellas artes)

Contrastes

País de contrastes, en una mesa hay un señor, cubano él, negro él, con traje él. Del otro lado, donde no hay mesas, donde apenas se oye un poco la música hay un señor, cubano él, con apenas una playera él, y apenas unos pantalones desgastados él.

Son cubanos y la vida es tan diferente, el comunismo también fracasó.

Turismo

Luego de vagar por la Habana y de ser abordadas por innumerables cubanos que nos veían guapas, que querían ser nuestros amigos, que querían sólo un peso para comer, el último día, y ya algo tarde, descubrimos la parte de la Habana que conocen los turistas, una donde no se acaba la electricidad a las 9 de la noche y donde hay tiendas glamourosas, afortunadamente no la encontramos antes.

Él bebe y ella no, él es rubio con el pelo y la barba canos, lentes, algo pelón, al estilo de los gringos que vienen a pasar un buen rato a la Habana. Ella es negra como si su cuerpo hubiera sido esculpido en un pedazo enorme de obsidiana, tiene los senos enormes y una cadera inquieta, baila al son de la música que resuena en el patio de la catedral, están juntos, sin embargo, están muy lejos.

"Nosotros somos más capitalistas que los capitalistas..." , me dijo el guía del tour por Pinar del Río cuando le platiqué que pagaría mi viaje a meses sin intereses, Cuba fue sin duda un país muy curioso.

I'm back... creo

2011 ha sido un año raro. Siempre que me adapto a algún hábito todo termina por dar un giro y cambiar, supongo que no es algo que dependa de mi, debe ser algo común en la vida de las personas en general pero a mi no termina por no agarrarme por sorpresa.

Empezaré por decir que cambié de trabajo, ya no estoy más en El Financiero, me he mudado a Grupo Expansión, todo pasó muy rápido. Mi trabajo comenzó a volverse muy rutinario: levantarme a la hora que quería (los últimos días eran las 11:30 de la mañana), checar las noticias, empezar a teclear, quejarme, ver tele, seguir tecleando, comer algo, quejarme, volver a teclear, mandar tarde las notas, quejarme, apagar la máquina y dormir... para amanecer al otro día a las 11:30.

En una pausa entre las quejas y el tecleo sonó el teléfono, era mi hoy jefe, tenía una plaza para mi, era el mismo dinero pero las palabras clave incluían: prestaciones, oficina y cambio de fuente. Sopas!! ahí estaba (otra vez) ante la disyuntiva de seguir con mi vida donde ya había agarrado el ritmo o moverme, otra vez horario fijo, otra vez atravesar la ciudad. La decisión no lucía fácil pero llevaba ya algunos meses colaborando en una revista de la nueva empresa y entre mi trabajo en el periódico y la revista me estaba volviendo loca, y ya saben lo que dicen 'si no puedes con el enemigo... ' así que palabras más, palabras menos acabé aceptando.

En poquito tiempo pasé de ser la reportera de finanzas internacionales de El Financiero a la reportera de finanzas personales y emprendedores en CNNExpansión.

La primera vez que fui a esa oficina fue a recoger unos boletos para una premiere, pensé que era un lugar al otro lado del mundo pero que bien valía el viaje, pura gente bonita y' cool' trabajando ahí, muchos jardines, mucho lujo, un café punta del cielo adentro, ¿pos qué más se necesita para trabajar feliz?.

Hoy la respuesta es: mucho. Llevo 6 meses en mi nuevo puesto, hay cosas buenas como que me encantan mis fuentes, me va mejor con aquello de las prestaciones, mi equipo de trabajo es genial y me gusta en general el trabajo. Las malas noticias son que me he enfermado de las vías respiratorias 4 veces en los últimos 4 meses, que no duermo nada y que añoro los días en que podía despertar tarde y trabajar en mi casa. Supongo que aquí aplica aquello de que el pasto del vecino es siempre más verde.

Ahora estoy otra vez entre el tecleo y la quejumbrosidad, quisiera que me alcanzara el tiempo y el dinero para hacer todo lo que quiero, quisiera tener ganas de escribir cuentos otra vez, o ya de plano mi tesis , que sigue siendo mi gran pendiente.

Este año ha sido una montaña rusa particular. Cuando saqué mi pasaporte me prometí que cada año tendría al menos un sello nuevo hasta vencerse, en 2011 no saldré del país, pero ya tengo la calcomanía de la visa americana, quiero pensar que eso cuenta como un sello, al menos quiero pensar que eso significa una ida a gringolandia en 2012, así serán dos los viajes que tendré.

Estoy contenta en el fondo, me siento secretamente feliz y me siento secretamente llena de planes. Ha sido un año duro, he ganado peso y eso no deja de atormentarme por más que quiero olvidarlo, he dejado de ver a Leo, bueno, lo veo menos; y he dejado de ver a mucha gente que siempre he considerado importante por culpa del tiempo que gasto en traslados del trabajo a la casa.

Se que la solución es fácil, como rentar un depa en un lugar bonito y tener la vida independiente que todo 'buen periodista' (luego hablamos de ese tema) debe tener a los 25 años, sin embargo, desde donde yo lo veo, soy muy feliz en mi casa con mis dos mujeres y mi abuelo (y un perro que no deja de sonreir cuando me ve llegar), entonces no sé, sigo aquí queja tras queja.