jueves, 22 de diciembre de 2011

I'm back... creo

2011 ha sido un año raro. Siempre que me adapto a algún hábito todo termina por dar un giro y cambiar, supongo que no es algo que dependa de mi, debe ser algo común en la vida de las personas en general pero a mi no termina por no agarrarme por sorpresa.

Empezaré por decir que cambié de trabajo, ya no estoy más en El Financiero, me he mudado a Grupo Expansión, todo pasó muy rápido. Mi trabajo comenzó a volverse muy rutinario: levantarme a la hora que quería (los últimos días eran las 11:30 de la mañana), checar las noticias, empezar a teclear, quejarme, ver tele, seguir tecleando, comer algo, quejarme, volver a teclear, mandar tarde las notas, quejarme, apagar la máquina y dormir... para amanecer al otro día a las 11:30.

En una pausa entre las quejas y el tecleo sonó el teléfono, era mi hoy jefe, tenía una plaza para mi, era el mismo dinero pero las palabras clave incluían: prestaciones, oficina y cambio de fuente. Sopas!! ahí estaba (otra vez) ante la disyuntiva de seguir con mi vida donde ya había agarrado el ritmo o moverme, otra vez horario fijo, otra vez atravesar la ciudad. La decisión no lucía fácil pero llevaba ya algunos meses colaborando en una revista de la nueva empresa y entre mi trabajo en el periódico y la revista me estaba volviendo loca, y ya saben lo que dicen 'si no puedes con el enemigo... ' así que palabras más, palabras menos acabé aceptando.

En poquito tiempo pasé de ser la reportera de finanzas internacionales de El Financiero a la reportera de finanzas personales y emprendedores en CNNExpansión.

La primera vez que fui a esa oficina fue a recoger unos boletos para una premiere, pensé que era un lugar al otro lado del mundo pero que bien valía el viaje, pura gente bonita y' cool' trabajando ahí, muchos jardines, mucho lujo, un café punta del cielo adentro, ¿pos qué más se necesita para trabajar feliz?.

Hoy la respuesta es: mucho. Llevo 6 meses en mi nuevo puesto, hay cosas buenas como que me encantan mis fuentes, me va mejor con aquello de las prestaciones, mi equipo de trabajo es genial y me gusta en general el trabajo. Las malas noticias son que me he enfermado de las vías respiratorias 4 veces en los últimos 4 meses, que no duermo nada y que añoro los días en que podía despertar tarde y trabajar en mi casa. Supongo que aquí aplica aquello de que el pasto del vecino es siempre más verde.

Ahora estoy otra vez entre el tecleo y la quejumbrosidad, quisiera que me alcanzara el tiempo y el dinero para hacer todo lo que quiero, quisiera tener ganas de escribir cuentos otra vez, o ya de plano mi tesis , que sigue siendo mi gran pendiente.

Este año ha sido una montaña rusa particular. Cuando saqué mi pasaporte me prometí que cada año tendría al menos un sello nuevo hasta vencerse, en 2011 no saldré del país, pero ya tengo la calcomanía de la visa americana, quiero pensar que eso cuenta como un sello, al menos quiero pensar que eso significa una ida a gringolandia en 2012, así serán dos los viajes que tendré.

Estoy contenta en el fondo, me siento secretamente feliz y me siento secretamente llena de planes. Ha sido un año duro, he ganado peso y eso no deja de atormentarme por más que quiero olvidarlo, he dejado de ver a Leo, bueno, lo veo menos; y he dejado de ver a mucha gente que siempre he considerado importante por culpa del tiempo que gasto en traslados del trabajo a la casa.

Se que la solución es fácil, como rentar un depa en un lugar bonito y tener la vida independiente que todo 'buen periodista' (luego hablamos de ese tema) debe tener a los 25 años, sin embargo, desde donde yo lo veo, soy muy feliz en mi casa con mis dos mujeres y mi abuelo (y un perro que no deja de sonreir cuando me ve llegar), entonces no sé, sigo aquí queja tras queja.

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