jueves, 23 de abril de 2009

El diablo anda con la sirena encendida

Tarde para pasar por la niñita al trabajo, vi que estaba cerrada la calle del Palacio de Hierro, había patrullas por todas partes y sólo se alcanzaba a distinguir el sonido de muchas sirenas de ambulancia.

Ella comía quesadillas de pancita sentada enfrente de un parque, llegué alterada

-Algo muy feo pasó en el palacio de hierro
-vamos!!!

comió deprisa el trozo de quesadilla que le quedaba, de su bolsa beige a juego con sus tacones, sacó veinte pesos y pagó su comida.

-acabo de hablar con toño por si quiere venir a cubrir, para mi que asaltaron el palacio y se desató la balacera

Caminamos a toda la velocidad que permitían sus zapatillas y mis botas, sacamos conjeturas: un par de viejas rubias de polanco asesinadas en la puerta de la tienda, un cocinero descuidado en un negocio de comida del rumbo que dejó el gas abierto, un político víctima de un atentado terrorista.

Se nos adelantaron varias camionetas de protección civil, seguían pasando ambulancias

-El diablo anda con la sirena encendida haciendo ruido por la ciudad

Dainzú asintió con la cabeza, me miró y se rio maquiavélica, -eso es de lo que deberíamos escribir-

tenía una llamada perdida de toño y un mensaje: ¨derrumbe con gente adentro. salamanca y durago¨

llegamos pronto, sólo se alcanzaba a ver un mar de gente y granaderos

En la emergencia a todos les sale lo periodístico, como si estuvieran debajo de las piedras, la gente sale con cámaras y llama por celular para detallar lo que pasó.

Una mujer temblaba con las medias rotas y los tacones en la mano "yo sólo quiero saber si mi hermano está bien, ¿alguien más está buscando a sus familiares?"

La chica que atendía la pastelería contestaba a los reporteros con una sonrisa siempre, temblaba y se estremecía al confirmar que si había niños adentro a la hora del derrumbe.

Más tarde , en la radio se hablaba de que todos habían salido a tiempo, la niñita y yo agarramos camino, afuera del durango una señora relató que sus dos hermanas estaban internadas porque necesitaban sutura en la cabeza, les había caido una viga.

Los reporteros suben al camión de bomberos y hacen lo posible por no caer mientras la policia, sin la menor consideración mueve el carro sin avisar.

Todos tratan de saber lo que pasó y sólo hay mares azul marino con escudos de plástico transparente.

Recuerdo al reportero que casi cae, la vecina que dice consternada que toda la colonia se cimbró y mi corazón latiendo rapidito mientras los polis sacan los escombros.

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