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Siempre he tenido la mala costumbre de huir de donde estoy a gusto a buscar la maldita incertidumbre hasta debajo de las piedras, sólo diré que esta vez no cuesta trabajo quedarse pero no es fácil aguantar las ganas de volar.

Hoy me bastó oír tu voz para saber que te extraño, me hizo bien ver ese rostro allá a lo lejos donde ya no puede hacerme daño, pero extrañé la sensación agridulce de querer estar a su lado y mientras te recuerdo me tiemblan las rodillas y me siento profundamente enamorada, tan feliz de estarlo y tan rara de sentirme así luego de miles de cosas y litros de lágrimas.

L.: Soy FELIZ