Nunca es mi intención y siempre termino haciéndolo, es una sonrisita traviesa, un roce, un abracito breve por la cintura, siempre, sin importar cuan tierno, comprensivo, guapo o lo que sea que sea el chico a mi lado termino en coqueteos extraños con otras personas.
Su nombre no importa, es periodista de verdad y me gusta mucho su sonrisa, la complicidad se dio circunsatancial y sin el menor dolo, me busca en los eventos, nos damos abrazos muy prolongados y besitos cerca de los labios.
Dudo que algún día entienda la naturaleza de mis culpas, tengo la conciencia bien tranquila y al mismo tiempo me siento una traidora, chale .
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