Soy de las personas que mira siempre el precio antes de decidir sobre alguna compra, o que en el menú ve primero el precio antes del nombre del platillo.
Fui de las amigas chocosas que se enajenaban con los ipod de las amigas ricas, los veía como algo touch, algo nuevo, algo extremadamente caro y lejano de mi alcance.
He tenido sólo unos tenis de marca en la vida y los compré en el tianguis. Pagaba con credencial de la universidad los camiones.
Es cierto, nunca he tenido hambre por no tener dinero (al menos no estando en casa), nunca he sabido lo que se siente tener miedo a que el casero no perdone el atraso en una renta, pero no vivo en la opulencia.
Me duele el codo de ir al cine, nunca he salido de vacaciones con la familia en avión y nunca hemos tenido un auto más nuevo que un modelo 78.
Yo me pregunto si un asaltante de camión tendrá esas consideraciones en la mente, ¿cuánto puede dejar un atraco?, la gente hoy más que nunca vive al día, me he sorprendido con mi pasaje justo en el monedero antes de subir al autobús y es cuando me da más miedo ¿qué pasa si no tengo nada que darles?
Este año me han asaltado 3 veces, en una de ellas traía la computadora en el bolso –la cual no he acabado de pagar-, a mi hermana le tocó también hace unas semanas.
Ella recién entró a trabajar, le pagaron 600 pesos por un par de semanas, más o menos la mitad de lo que costaba el teléfono que le quitaron, así se va el dinero entre sustos, el dinero que no gastamos en diversión o en zapatos.
Yo me pregunto, porqué si los maleantes se han hecho tan buenos para sembrar terror en el transporte público no idean la forma de robarle un poco a los diputados o a todos los miembros de la clase política que son los culpables de que no haya trabajo, de que yo tenga que viajar en camiones largas distancias para ir a trabajar, o que mi hermana tenga ataques de nervios a raíz del último asalto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario