jueves, 13 de enero de 2011

Lecciones dolorosas presenta: después de tres años, nadie es sexy en el cine

Una vez fui a ver una película, era sobre el rey Arturo y la espada en la piedra (o algo así), no me encantó pero debo confesar que lo que menos hice fue ver la película.

L. y yo teníamos como dos semanas de novios y nos comíamos a besos en todas partes. El cine era una oportunidad perfecta para que las viejitas metiches no se nos quedaran viendo como generalmente ocurría en los lugares públicos.

Ayer fuimos al cine casi tres años después de la película del rey Arturo y me cayó el veinte que el tiempo no pasa en vano, antes éramos moderados y nos comprábamos unas palomitas chicas para los dos, ayer nos comimos una cubeta jumbo sin fondo.

Antes podía acurrucarme en su pecho para ver las películas, ahora entre más respetemos el espacio vital del otro está más padre.

No sé qué tan bueno es ganar tanto confort en una relación, ayer, mientras sostenía un gran puño de palomitas con chile en la mano y con la otra sujetaba a L., me di cuenta que es padrísimo tener una relación larga y confortable donde alguien sujete tu mano así la tengas llena de grasita por la mantequilla artificial, pero también entendí lo importante que es que sobreviva un poquito de la chispa esa que hace que la obscuridad produzca ansias por un beso.

¿qué siguió?, solté las palomitas en el bote inmenso y me limpié las manos con una toallita húmeda que traía en la bolsa, me limpié la cara de mi mascarilla de grasa y salsa y le planté un besote a L. (quien cabe mencionar, primero lo esquivó , pero luego respondió), decidimos ver la película abrazados un rato , luego nos soltamos porque sonó mi teléfono y regresamos a ver la peli cada quien en su lugar y comiendo muchas palomitas, fue un empate entre la chispa y el paso del tiempo creo yo.





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