El listón que envuelve a la bomba
Yo, tú, él, nosotros, ustedes, ellos
miércoles, 16 de enero de 2013
iuck
No sé quién les quitó el sentido común pero ¿a quién se le ocurre que es buena idea entrar a un baño con gabinetes hablando por teléfono? y peor ¿a quién se le ocurre entrar al gabinete y seguir haciendo pis o caca mientras habla por teléfono?.
La verdad (y disculpe usted la expresión), a veces me dan ganas de echar un pedo tan grande que se oiga en su teléfono, lástima que mis intestinos funcionen sin acumular gas y además me intimiden los baños públicos.
Otras, como el caso que acabo de ver hace un momento, entran al gabinete con bolsa de papitas y refresco de lata en mano, cerrados, eso sí, pero ¿que no es cuestión de lógica entrar primero y luego comprar chunches?.
Prepotencia
En una ocasión, al subir al metro una señora me empujó-golpeó muy duro por tratar de sentarse, fue un movimiento innecesario, le reclamé y se indignó, dijo que era yo quién la había empujado, le dije que no iba a discutir, que yo sí tenía clase. Era una mujer alta bien arreglada, con peinado de plancha y maquillaje, la apariencia no siempre indica que lo de adentro igual se ve bien.
El punto es que después de decirle eso saqué una cremita antibacterial que me pongo después de agarrar los tubos del metro, es un tubito de Avon, pequeño y sin chiste. Como le había dicho a la mujer que no tenía clase ella aprovecho mi movimiento para sacar su crema de marca, un tubo gigante con la leyenda Victoria's Secrets repetida como mil veces, la mujer quería, de alguna manera dejar claro que ella era superior.
Mi punto es que los asientos en el transporte público se convierten en un bien preciado, y lo peor es que al sentarse antes que otro, la gente toma un aire de 'qué chingón soy', eso me resulta patético, lo peor PEOR es que muchas veces, instalados en esa actitud, las personas no quieren ceder el asiento a quienes lo necesitan, me pregunto si no tienen madre, padre o abuelos, o si piensan que nunca van a envejecer, embarazarse o cargar un bebé. Simplemente porque yo gané el asiento, aunque tenga una gran etiqueta de reservado, no lo suelto hasta que me baje, que asco.
Creo que deberíamos darle valor a lo que realmente lo tiene, no es el fin del mundo recorrer 5 o 6 estaciones de pie si no tienes una lesión, u 80 años, o cargas 10 kilos de peso adicional porque tendrás un hijo, lástima que para muchos signfique tanto.
Diario de sueños, no vuelvo a cenar tan tarde
viernes, 4 de enero de 2013
Diario de sueños, día dos
Todo lo que perdemos
Apenas hice una historia sobre esos amores que duran siete minutos al día, pero me puse a pensar en lo que hemos heredado de las redes sociales y los smartphones.
Antes, que te dieran un anillo de compromiso implicaba hacer una reunión, citar a tus amigas en un cafecito o en un bar y celebrar. Ahora basta con subir la foto de una mano para que todos se enteren. Sí, igual después se festeja, pero ya no con la misma emoción y sorpresa.
La cuestión es que al mismo tiempo en que ganamos practicidad y canales de comunicación, perdemos un poquito de humanidad y de capacidad de expresión.
Antes, había comunidades de blogueros que se conocían a fondo, no por andar stalkeando a diestra y siniestra, sino porque se leían, podías saber lo que el otro opinaba de la música o el cine que le gustaba.
Ahora los más afortunados mudaron a los tumblr, una serie de imagenes muy fregoncitas que ilustran gustos, pero, ¿qué pasó con la ventana abierta?.
Conozco blogueros que ahora tienen puestos chidos en el campo editorial gracias a sus blogs y ahora ni los fuman. triste pero cierto, en algunos casos esto es lo más decoroso que pudieron hacer porque no son más que snobs insoportables que si relataran cosas en sus blogs se harían acreedores a tomatazos al salir de sus casas.
Anna Fusoni, una experta en moda, me comentaba que no le gusta todo lo relacionado con la 'modita' (sic) de los fashion bloggers, la razón, según me explicó, es porque ya cualquiera toma un par de fotos de colecciones que se fusila de otras páginas de Internet y las cuelga con alguna secuencia, para decirse experto.
La realidad: desde que se inventó esto del Internet nos hemos vuelto huevones, en mi profesión, mucha de la información que antes te tomaba varias llamadas y una ida a oficinas de gobierno ahora la consigues si sabes utilizar bien el buscador de google.
Los experimentos fortuitos se convierten rápidamente en referentes, se transforman y llevan trabajo detrás, se convierten en cosas que la gente rumora, basta ver el huffington post.
En materia profesional los blogs son un escaparate ideal para llegar a la gente, en terreno personal, los blogs eran una ventana abierta al interior de las personas, a lo que no decían en el mundo real y sólo se atrevían a decir a sus más intimos amigos: aquellos que no te conocen o que te conocen y no mencionan los capítulos dolorosos que relatas cuando te ven en la vida real, esa intimidad pública eso es un poco de lo que hemos ido perdiendo.
lunes, 28 de mayo de 2012
Motivación laboral
viernes, 18 de mayo de 2012
Flacas y gordas contra mí
martes, 14 de febrero de 2012
Amigos
El otro día caí en cuenta que me siento algo sola, estaba en casa y no había agarrado el internet para nada, no twitter, no facebook, nada. Me di cuenta de que a lo mejor si pasara algunos días fuera de contacto cibernético no se notaría, pero la alarma fuerte sonó cuando caí en cuenta que no había alguien lejos de mi madre, hermana y Leo, que supiera dónde estaba o qué estaba haciendo.
Tengo muchos, muchísimos buenos amigos, los quiero mucho y sé que de alguna forma ellos me estiman (mucho o poco, quizá nada y en algunos caso es más cordialidad) pero no tengo un mejor amigo o amiga que quiera compartir conmigo sus problemas o sus alegrías.
Es algo que viene con mi personalidad, supongo. Desde niña he sido la amiga gordita que no tiene muchas cosas interesantes qué decir, o que habla mucho y aturde, la que mira como todos se arremolinan en torno a alguien que brilla con luz propia.
He tenido la suerte de conocer a ese tipo de gente, los que caen bien y tienen lista de espera para salir y cosas así, son gente linda, no como en las películas donde ‘los populares’ son hijos de satán y sólo les importa verse bien.
No los envidio ni nada, pero pierdo el interés rápido porque no falta el que ‘es tu amigo’ y cuando conoce al sujeto o sujeta en cuestión hace lo que sea por convertirse en su mejor amigo y termina excluyéndote de los planes y hablando mal de ti (hueva total esa batalla por la atención de alguien).
Ya sé que lo que digo se lee como post de niña de secundaria pero me gustaría tener algún buen amigo que me quisiera mucho, lo suficiente para compartir conmigo sus alegrías (y no sólo enterarme de las buenas noticias por FB), y sus preocupaciones. No soy la opción número uno de nadie (lejos de mi madre y hermana) para llamar en caso de una emergencia , eso habla mal de mi, creo.
A veces creo que soy demasiado irritable y engreída para cultivar una relación de amistad, mi mejor amigo no familiar es mi novio pero me gustaría tener un mejor amigo con quien no tuviera tanta intimidad.
Me pone triste pensar que para algunos amigos que yo adoro formo parte de un subgrupo que se llama ‘gente que me cae bien pero que no vale presumir su amistad o invitar a salir’.
Cuando era niña tenía una amiga que se llamaba Diana, me contaba sus cosas y comíamos hierbabuena debajo de la cama de mi abuela, pasábamos horas en el jardín del rancho de mis abuelos en Tetepango y hacíamos tortillas a mano con mi abuela en la cocina. Creo que es lo más cercano que he tenido de una amistad verdadera y completa, extraño mucho esa sensación de complicidad.